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La Nota

La Nota 18/02/2003

18/02/2003

Ya se ha ido Ruben, me ha costado despedirme. Hemos llorado y todo, y eso que cuando me fui de Barcelona no lloramos. Pero ahora es definitivo. Bueno, definitivo hasta Julio, que van a venir todos. De la vista de Ruben, debo hacer balance. Primero que el lunes me dejé llevar demasiado. Cuando vengan en julio debo avisarles que guarden las formas y que se comporten como si de un funeral se tratase. Al menos delante de papá. Segundo: que debemos hablar en catalán, cuando queramos decir algo embarazoso. Y que cuando hablemos en castellano no soltemos tantos tacos, dios, papá me ha cantado las cuarenta por mi vocabulario de estos días. Tercero: debo conocer algo mejor Tokio, para poder hacer de guía turística. Y eso significa, que no me castiguen más. Ala ha portarse bien toca.

Y por supuesto, vuelvo a estar castigada, cuando hemos vuelto del aeropuerto, me ha tocado hacer los deberes en el salón, después ayudar a Maru a hacer la cena y poner la mesa. Después papá que me ha dado la plasta con lo de que no había pasado tanta vergüenza como cuando me oyó hablar con Rubén. Que si soy una mal hablada, que si patatin y que si patatán. ¡Joder! ¡Tampoco hablo tan mal! Y la hora de caligrafía y las dos horas de lectura. Se me ha pasado por la cabeza enterrar la caja de la librería en el patio, pero debo portarme bien. Practicaré mis GOMEN NASAI, más.

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