La Nota 29/01/2003
29/01/2003
Valeria ha entregado la nota como le pedí a la señorita Hirata, sigue siendo mi mejor baza dentro del cole. Espero que haya funcionado, bueno sino ya lo sabría ¿verdad?.
Esta mañana le he pedido a Maru que me llevará al cole a ella, sino le parecía mal. Ella estaba encantada, cualquier excusa es buena para conducir, le encanta y lo hace muy bien. Así que primero me ha llevado a mí, y después ha dejado a Eichi. Como para ir al cole de Eichi tiene que tomar un desvío, me ha dejado un par de calles antes del cole. Contaba con ello, si me hubiera dejado en la puerta todo mi plan se hubiera ido a la mierda.
A las 8:30 hemos quedado con la señorita Miura (como los toros, eso me ha dado confianza). Ella es actriz, Joe me la ha recomendado, dice que es buenísima (y barata). Bueno Joe le ha explicado de que iba la prueba (se supone que es un casting). Ella debe entrar en la secretaria del cole de Shoyo, decir que la secretaria del departamento de lenguas europeas de la Universidad de Tokio, y que la envía el profesor Utada, para entregar esta carta. Por supuesto, necesitaba acuse de recibo.
La chica lo ha hecho muy bien, por desgracia en la película del papá de Joe están buscando una chica más alta. Le hemos pagado y la pobre se ha ido con la moral por los suelos.
Bueno la nota, es una falsificación perfecta de la letra de papá, me ha costado más de lo que pensaba,. Pero si por algo me hice famosa es por que no se me resiste ninguna firma ni ninguna letra. ¡Joder! si me hice de oro en época de exámenes, sino como iba yo a comprarme todos los mangas ¿con la paga de mamá? Va a ser que no.
Así que me he hecho con una papel con el membrete de la escuela de Shoyo, y lo demás era cuestión de composición y maestría. Dios, me prometí a mi misma que no jugaría sucio aquí, que año nuevo, vida nueva. Y aun no se ha acabado enero y estoy cometiendo un delito. Vale, varios delitos.
Bueno Alea jacta est, eso es lo que decían los romanos, Claro que el imperio romano desapareció. Bueno teníamos toda la mañana para conseguir una nota perfecta. El portátil de Joe es supercañero, así que no hemos tenido ningún problema. Para la hora del almuerzo la nota ya estaba, hemos ido a una copistería y la hemos impreso en papel rugoso. No sé, a mi para los expedientes me gustá más el rugoso satinado color roto. Pero es algo muy personal. ¡Diós! Sueno horrible.
Ahora tocaba la parte más difícil, enviarla desde el fax del colegio de Shoyo hasta el despacho de papá.
Pero ahí, se acababa nuestro trabajo y Kyo entraba en acción, Kyo es un monstruo. Joe y yo hemos flipado, lo ha hecho todo con una facilidad y un arte. Creo que me he enamorado. Bromas aparte, este chico es un portento de la galantería y del engaño. Se ha metido a la secretaria de información en un visto y no visto, y ella misma le ha enviado el fax a papá, además con el comprobante de oficialidad del documento. Eso es mucho más de lo que esperaba, ahora ese documento es legal. Nunca, nunca había legalizado una falsificación, ha sido pletórico.
Joe, Kyo y yo nos hemos ido a celebrarlo en el mueble bar de casa de Joe. Kyo se ha pasado todo el camino de vuelta al cole dándome las gracias y haciéndome cumplidos. Yo también me he pasado con los cumplidos, pero lo suyo ha sido algo soberbio. Lo que hacen los buenos modales (he de practicar mis modales).
Me ha venido a recoger Papá, me he asustado muchísimo. Pero no podía esconder su estado de ánimo, estaba exultante. Desde el sábado que apenas me hablaba y si lo hacía eran con bufidos. ¿es por la nota?. Todo el camino he estado conteniéndome la alegría. Había salido bien, ha funcionado. Shoyo podrá salir con Hoshi.
Claro, que cuando hemos llegado a casa nos ha mandado a Shoyo y a mi a hacer los deberes en el salón como siempre, y él se ha ido a su despacho como siempre. Shoyo no paraba de mirarme, quería preguntarme ¿si lo habíamos conseguido?. Pero ninguno de los dos podíamos hablar. Corríamos el riesgo que la leona Maru nos arrancar la cabeza. Pero no podía dejar de sonreír, estúpidamente, y al cabo de un rato esa misma estúpida sonrisa también la tenía Shoyo. Creo que no hicieron falta palabras, como con Susi.
Después de merendar, papá llamo a Shoyo a su despacho estuvieron allí todo la tarde. Hasta la hora de la cena. Yo me moría de ganas de saber que pasaba allí dentro, pero si no acababa mis ejercicios de algebra, a la hora de la cena me iban a matar.
La cena ha sido de gala, hemos comido sushi, aunque parezca increíble desde que llegué no he comido sushi en casa de los Utada. Después he hecho caligrafía y he leído el libro de las narices. Por una extraña razón pensé que me libraría yo también de mi castigo, seré estúpida. Shoyo también ha hecho sus ejercicios de lengua, pero no ha leído el tocho, se ha quedado con Chechu mirando una peli.
Soy tan feliz.
3 comentarios
Inagotable -
¿Qué es lo que se envía por fax?
La Nota -
Fricandó con patatas -