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La Nota

La Nota 08/01/2003

08/01/2003

Hoy las clases han sido un tostón, nos han puesto muchísimos deberes. Estos japos trabajan como desquiciados, no me extraña que hay tantos suicidas entre los jóvenes. Si piensan ponernos tantos deberes cada día, van a acabar conmigo. Tengo un hambre, en clase de química me sonaban las tripas una barbaridad. Me sonaban tanto, que después en el cambio de clase un chico, creo que americano me ha ofrecido un sándwich. Realmente me ha salvado la vida, podía haberme desmayado mientras bajaba las escaleras y haberme roto el cuello. No espera que ahora soy una experta cayendo gracias al judo. A la hora de comer Valeria y Mari han estado hablando de ropa, ¿pero no se cansan? Pero me he enterado que cerca de mi casa hay un centro comercial que por lo visto está muy bien, este fin de semana no, pero el próximo iré con ellas de tiendas. Supongo que no será tan duro como cuando iba con Susi y nos pasábamos allí toda la tarde.

He sacado un 10 en español, lo sé, lo sé, no hay notas. Pero la profesora me ha dicho que soy la que ha hecho la mejor redacción. Y la guarra de Maria Jesús poniéndome aproadillos en lengua. Me gustaría que me viera ahora, soy la primera de clase. Hoy hemos jugado a una especie de pilla-pilla en judo, pero tenía tanta hambre, que me he dejado pillar a la primera y así he podido salir antes de clase. Hoy no ha habido de japonés, y he ido a tomar algo con Alicia, aun no había podido quedar con ella, ella no vive en Tokio sino en Yokohama, que está tan solo a 30 minutos de Tokio. Bueno, desde que mamá murió no la había vuelto a ver. Susi siempre dice que con Alicia no puedes contar pero me quedo más tranquila sabiendo que ella también está aquí. Lamento que no hayamos podido hablar mucho, porque Chechu tenía que recogerme a las seis, además Alicia ha sido siempre un poco rara.

Cuando he llegado a casa Maru estaba gritando a Eichi y Eichi estaba gritando a Maru, los 9 años son muy duros. Por lo visto la maestra de Eichi se ha quejado por su bajo rendimiento. Ey, mi japonés ha mejorado en un par de días, al menos por lo que respecta al vocabulario académico. Vale, que viviendo en casa de un profesor universitario y teniendo dos hermanos que aun estudian, pues, no tiene mérito. Pero me encanta porque he podido cotillear, mientras ellos pensaban que no me enteraba de nada. Eichi, con sus 9 años ya está hecho una auténtica lindeza. Seguro que es por culpa de los nabos.

He merendado pastel, que ha traído Ai, estaba bueno, me gustaría decir riquísimo, pero ni punto de comparación con los pasteles de Mamá. Creo que se me ha visto el plumero porque después de coger el tercer corte de pastel, Ai me ha dicho, que si meriendo tanto después no tendría hambre para cenar. Eso era precisamente lo que quería, porque hoy hay pescado y arroz para cenar, y el pescado aun, me lo puedo comer de un bocado, pero el arroz, estoy segura que va a acabar esparcido por todo el comedor. Pero no he podido comprobarlo, porque el pastel me ha sentado mal, así que me he acostado sin cenar, ahora me ha traído Maru una infusión y  me ha preparado un baño. Maru es muy buena, se que no le hace gracia que esté aquí, pero me trata muy amablemente. Cuando vaya al centro comercial, debo de comprarle algo bonito, es lo mínimo. Seguro que Susi estaría de acuerdo.

1 comentario

Céline... -

Si estoy en Japón me daría igual tener deberes xDD Qué suerte tienes